Wirtschaftsaufschwung dank Pinochet

Immer wieder hört man, dass Dank Pinochets Diktatur die Wirtschaft in Chile zum blühen kam. Dazu sind mir wenig kritische Stimmen bekannt. Hier was ich entdeckt habe:

Radio Biobio Online - unten die Übersetzung von Deepl.com

Miércoles 12 septiembre de 2018 | Publicado a las 18:06 · Actualizado a las 10:03

Revista estadounidense explica porqué es un mito que Pinochet arregló la economía de Chile

Si bien la historia ya ha realizado su juicio de la dictadura de Augusto Pinochet, sobre todo respecto de las masivas violaciones a los derechos humanos, su contribución económica aún sigue suscitando debate, principalmente en el extranjero.
¿Fue la Dictadura la base de la recuperación económica y el crecimiento social que actualmente disfrutamos en Chile? ¿Podemos considerarnos un modelo para otros países?
El profesor de ciencias políticas de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia, Michael Ahn Paarlberg, escribió una nutrida columna para la revista estadounidense The New Republic, donde no sólo desmitifica el rol de Pinochet en el éxito económico, sino que plantea los riesgos de ser indulgente con las dictaduras, más allá de la tortura y la represión.
A continuación la columna íntegra de Paarlberg, en traducción de BioBioChile:

Egipto no necesita un Pinochet

¿Cuándo una dictadura asesina no es tan mala?
Un gran número de estudiosos parecen ávidos de responder a esta pregunta, a medida que lo que alguna vez fueron inspiradoras revueltas populares, desde Egipto hasta Siria y Ucrania, ahora parece que tendrán finales cada vez menos democráticos y felices. En el New York Times, el columnista Roger Cohen hizo la pregunta sobre Egipto, afirmando que, a largo plazo, un poco de gobierno con puño de hierro sería algo que nosotros -o mejor dicho, los egipcios- podrían aprender a apreciar.
Sin embargo la columna de Cohen no estaba escrita desde El Cairo o Kiev, sino desde la sede simbólica de los fanáticos del género brutal-modernizador: Santiago.
De regreso a Chile por primera vez en muchos años, encontré a Santiago haciendo sus mejores esfuerzos por ser como otras grandes ciudades: wraps globales, muffins globales, rascacielos globales, pubs irlandeses globales, sushi global, malls globales, marcas globales, cafeterías globales y cajeros automáticos globales.
¿Cómo ocurrió esto? Puedes darle las gracias al dictador Augusto Pinochet, que gobernó el país desde 1973 a 1990.
Pero no lo malinterpretemos. Cohen piensa que Pinochet fue un sujeto reprochable: “Nada puede excusar a Pinochet por lo que hizo. Asesinó inocentes”. Y sin embargo…
Su éxito en transformar la economía chilena (recuerdo haber entrevistado a sus jóvenes ‘Chicago Boys’ y haber quedado impresionado por la intensidad de su empuje para privatizar y modernizar) construyó la base para el crecimiento de las exportaciones, el libre mercado, un banco central independiente y un sector estatal limitado – logros sobre los que el Chile democrático pudo construir hasta convertirse en el país más próspero de la región.
Cohen no es el único en pensar así. “Irak necesita un Pinochet“, declaró Jonah Goldberg a Los Angeles Times. También Egipto de acuerdo a Charles Krauthammer y la página editorial de The Wall Street Journal.
Memoria Viva
Memoria Viva
La reacción visceral más apropiada a estas afirmaciones puede ser la repulsión moral. Es decir, ¿3.000 personas tuvieron que ser asesinadas o desaparecidas para que pudieras disfrutar tu sushi global en el mall? Pero también vale la pena preguntarnos si esta historia es por lo menos cierta. ¿Fue realmente la dictadura de Pinochet una época de prosperidad, crecimiento y apertura contrapuesta a un desafortunado saldo de tortura, terror y represión? ¿Es la saludable democracia OCDE que vemos hoy el resultado de su sabio aunque brutal liderazgo?
De hecho, no.
El “milagro económico” que Milton Friedman atribuyó a Pinochet es una de las más grandes falsas narrativas de la historia económica moderna. El milagro que él supervisó fue sólo una serie de ciclos de auge y depresión: dos periodos de rápido crecimiento que se precipitaron hacia dos profundas depresiones.
La primera gatilló un “tratamiento de choque” de contracción financiera, privatización y desregulación, llevada adelante en 1975 por su gabinete ministerial entrenado en la Universidad de Chicago. La segunda, una catastrófica crisis de deuda acontecida en 1982.
Como resultado inmediato de las reformas de libre mercado que se aplicaron a mediados de los 70, Chile tuvo la segunda tasa de crecimiento más baja de toda Latinoamérica: las quiebras estaban a la orden del día, el ingreso nacional cayó un 15%, el desempleo sobrepasó el 20% y los salarios se desplomaron un 35% más abajo que los niveles de 1970. Eso sin mencionar la corrupción, desde las ventas relámpago de propiedades estatales a inversionistas vinculados políticamente, hasta los millones de dólares que Pinochet reservó para sí, y que luego fueron hallados en cuentas secretas de Washington y Miami, entre otros.
Patrimonio Chileno
Patrimonio Chileno
El crecimiento promedio del producto interno bruto per capita fue de menos de 2% durante toda la dictadura de Pinochet, significativamente menos que los siguientes gobiernos demócratacristianos y socialistas que le sucedieron. El índice de pobreza, que se alzaba en un 40% cuando Pinochet dejó el cargo, fue reducido a la mitad dentro de una década gracias a la inversión en políticas sociales, y se sitúa en un 14% actualmente. Los números no mienten: el verdadero milagro económico chileno ocurrió después de Pinochet, bajo gobiernos democráticos de izquierda.
Las políticas que los sucesores civiles de Pinochet heredaron de su régimen no fueron del periodo de choque de libre mercado, sino de la limpieza de la crisis post-deuda, un desvío del pensamiento ortodoxo que comenzó con sacar a los Chicago Boys, aumentar el salario de los funcionarios públicos, reinstaurar el salario mínimo y nacionalizar los bancos.
Otras con las que tuvieron que quedarse, como el sistema de seguridad social privatizado chileno, que fue un brillante modelo para el mundo impulsado por el Banco Mundial… hasta que se desplomó. En 2008, el gobierno chileno se vio en la necesidad urgente de reformarlo, a raíz de sus bajos índices de cobertura, altos cargos administrativos que consumían hasta 33 centavos de cada dólar guardado, y beneficios tan escasos que requerían de subsidios del gobierno para evitar que los jubilados pasaran el resto de sus días en la pobreza.
Y entonces tenemos la clara inconsistencia con el modelo de Codelco, la gigantesca empresa minera nacional chilena, y una de las pocas empresas públicas que Pinochet no privatizó pese a ser por mucho la mayor de todas. De hecho, la compañía fue creada bajo el régimen de Pinochet para administrar grupos que incluían a mineras expropiadas a empresas estadounidenses durante el gobierno socialista que Pinochet derrocó. Nunca quiso venderla porque, por ley, el 10% de todas las ganancias de la minera estatal van directo al presupuesto militar del país. El cobre representa la mitad de las exportaciones chilenas y la mayor parte de él sale de Codelco. Entonces tenemos que esa historia del crecimiento basado en las exportaciones descansaba sobre todo en las espaldas de una enorme (y tremendamente lucrativa) empresa estatal.
“Aún así”, dice Cohen, “el legado de Pinochet es controversial, en continua pugna entre la izquierda y la derecha”. Excepto que no lo es. Eso pudo haber sido hace 30 años, sin embargo los chilenos actualmente rechazan de forma casi universal al hombre y todo lo que representa.
Y eso va para los chilenos de derecha también: Sebastián Piñera, actual presidente tras el gobierno de Michelle Bachelet y primer presidente de derecha electo desde el retorno a la democracia, alardea de haber votado contra Pinochet durante el plebiscito que lo sacó del poder (Piñera también tiene un programa que tomó muchos elementos prestados de la izquierda, incluyendo mantener gran parte de las ayudas sociales de Bachelet). Una encuesta realizada en el aniversario 40 del golpe de Estado de 1973 encontró que sólo el 9% de los chilenos piensa que el régimen de Pinochet fue “bueno”.
Cualquier controversia sobre Pinochet persiste hasta hoy sólo en las páginas editoriales de los periódicos de Estados Unidos. Así que antes de que los expertos lideren la batalla en nombre de otros respecto de si es necesario un dictador benevolente, deberían buscar ejemplos en otro lado. No olvidemos que Bashar al-Ásad también fue un modernizador…
Übersetzung von DeepL
Obwohl die Geschichte die Diktatur von Augusto Pinochet bereits beurteilt hat, insbesondere im Hinblick auf massive Menschenrechtsverletzungen, regt ihr wirtschaftlicher Beitrag nach wie vor vor Diskussionen vor allem im Ausland an.
War die Diktatur die Grundlage für den wirtschaftlichen Aufschwung und das soziale Wachstum, das wir derzeit in Chile erleben, und können wir uns als Modell für andere Länder betrachten?
Michael Ahn Paarlberg, Professor für Politikwissenschaft an der Commonwealth University of Virginia, schrieb eine große Kolumne für das amerikanische Magazin The New Republic, in der er nicht nur die Rolle Pinochets für den wirtschaftlichen Erfolg entmystifiziert, sondern auch die Gefahr birgt, Diktaturen über Folter und Unterdrückung hinaus nachzugeben.
Unten ist Paarlbergs vollständige Kolumne, in Übersetzung von BioBioChile:
Ägypten braucht keinen Pinochet.
Wann ist eine mörderische Diktatur nicht so schlimm?
Eine große Anzahl von Wissenschaftlern scheint begierig darauf zu sein, diese Frage zu beantworten, da die einst inspirierenden Volksaufstände, von Ägypten bis Syrien und der Ukraine, heute immer weniger demokratische und glückliche Enden zu haben scheinen. In der New York Times stellte der Kolumnist Roger Cohen die Frage nach Ägypten und behauptete, dass wir - oder besser gesagt, die Ägypter - auf lange Sicht eine kleine eiserne Regierung schätzen lernen könnten.
Cohens Kolumne wurde jedoch nicht aus Kairo oder Kiew geschrieben, sondern aus dem symbolischen Hauptsitz der Fans des brutal-modernisierenden Genres: Santiago.
Zum ersten Mal seit vielen Jahren wieder in Chile, fand ich Santiago, das sein Bestes tat, um wie andere Großstädte zu sein: globale Verpackungen, globale Muffins, globale Wolkenkratzer, globale irische Pubs, globales Sushi, globale Einkaufszentren, globale Marken, globale Cafés und globale Geldautomaten.
Wie ist das passiert? Sie können dem Diktator Augusto Pinochet danken, der das Land von 1973 bis 1990 regierte.
Aber lassen Sie es uns nicht falsch verstehen. Cohen hält Pinochet für ein verwerfliches Thema: "Nichts kann Pinochet für das entschuldigen, was er getan hat. Ermordete Unschuldige." Und doch.....
Sein Erfolg bei der Transformation der chilenischen Wirtschaft (ich erinnere mich, dass ich seine jungen "Chicago Boys" interviewt habe und von der Intensität seines Privatisierungs- und Modernisierungsbestrebens beeindruckt war) schuf die Grundlage für Exportwachstum, den freien Markt, eine unabhängige Zentralbank und einen begrenzten Staatssektor - Leistungen, auf denen das demokratische Chile aufbauen konnte, bis es zum wohlhabendsten Land der Region wurde.
Cohen ist nicht der Einzige, der so denkt. "Der Irak braucht einen Pinochet", sagte Jonah Goldberg der Los Angeles Times. Auch Ägypten laut Charles Krauthammer und der redaktionellen Seite des The Wall Street Journal.
Lebendige Erinnerung
Die am besten geeignete viszerale Reaktion auf diese Aussagen kann eine moralische Abstoßung sein. Mit anderen Worten, 3.000 Menschen mussten getötet oder verschwunden werden, damit Sie Ihr globales Sushi im Einkaufszentrum genießen konnten? Aber es lohnt sich auch zu fragen, ob diese Geschichte zumindest wahr ist: War Pinochets Diktatur wirklich eine Zeit des Wohlstands, des Wachstums und der Offenheit und nicht ein unglückliches Gleichgewicht aus Folter, Terror und Unterdrückung? ist die gesunde OECD-Demokratie, die wir heute sehen, das Ergebnis seiner weisen, aber brutalen Führung?
In der Tat, nein.
Das "Wirtschaftswunder", das Milton Friedman Pinochet zugeschrieben wird, ist eine der größten falschen Erzählungen der modernen Wirtschaftsgeschichte. Das Wunder, das er leitete, war nur eine Reihe von Boom- und Bust Zyklen: zwei Perioden schnellen Wachstums, die in zwei tiefe Depressionen stürzten.
Die erste löste eine "Schockbehandlung" der finanziellen Kontraktion, Privatisierung und Deregulierung aus, die 1975 von seinem an der University of Chicago ausgebildeten Kabinett durchgeführt wurde. Die zweite, eine katastrophale Schuldenkrise 1982.
Als unmittelbare Folge der Mitte der 70er Jahre eingeleiteten marktwirtschaftlichen Reformen verzeichnete Chile die zweitniedrigste Wachstumsrate in ganz Lateinamerika: Insolvenzen waren an der Tagesordnung, das Volkseinkommen sank um 15%, die Arbeitslosigkeit lag über 20% und die Löhne sanken um 35% unter das Niveau von 1970. Ganz zu schweigen von der Korruption, vom stürmischen Verkauf von Staatseigentum an politisch verbundene Investoren bis hin zu den Millionen von Dollar, die Pinochet für sich beiseite gelegt hat und die dann unter anderem in geheimen Konten in Washington und Miami gefunden wurden.
Chilenisches Erbe
Das durchschnittliche Wachstum des Bruttoinlandsprodukts pro Kopf betrug während der gesamten Pinochet-Diktatur weniger als 2% und damit deutlich weniger als die folgenden christdemokratischen und sozialistischen Regierungen, die darauf folgten. Die Armutsquote, die mit dem Ausscheiden Pinochets um 40% gestiegen ist, wurde innerhalb eines Jahrzehnts durch Investitionen in die Sozialpolitik halbiert und liegt heute bei 14%. Die Zahlen lügen nicht: Das eigentliche chilenische Wirtschaftswunder geschah nach Pinochet, unter linksdemokratischen Regierungen.
Die Politik, die Pinochets Bürgernachfolger von seinem Regime geerbt haben, war nicht aus der Zeit des freien Marktschocks, sondern aus der Säuberung der Post-Debt-Krise, einer Abweichung vom orthodoxen Denken, die mit dem Tod der Chicago Boys, der Erhöhung der Gehälter der Beamten, der Wiedereinsetzung des Mindestlohns und der Verstaatlichung der Banken begann.
Andere mussten bei ihnen bleiben, wie das privatisierte chilenische Sozialversicherungssystem, das ein brillantes Modell für die Welt war, das von der Weltbank gefördert wurde.... bis es zusammenbrach. Im Jahr 2008 war die chilenische Regierung wegen ihrer niedrigen Deckungsraten, der hohen Verwaltungskosten, die bis zu 33 Cent pro eingespartem Dollar verbrauchten, und der so geringen Leistungen dringend reformbedürftig, dass sie staatliche Subventionen benötigte, um zu verhindern, dass Rentner den Rest ihrer Tage in Armut verbringen.
Und so haben wir eine klare Inkonsistenz mit dem Modell von Codelco, dem riesigen chilenischen nationalen Bergbauunternehmen und einem der wenigen öffentlichen Unternehmen, das Pinochet nicht privatisiert hat, obwohl es bei weitem das größte von allen war. Tatsächlich wurde das Unternehmen unter dem Pinochet-Regime gegründet, um Gruppen zu verwalten, zu denen auch Bergleute gehörten, die während der sozialistischen Regierung, die Pinochet gestürzt hat, von US-Unternehmen enteignet wurden. Er wollte es nie verkaufen, denn per Gesetz gehen 10% aller Gewinne aus dem staatlichen Bergbauunternehmen direkt in den Militärhaushalt des Landes. Kupfer macht die Hälfte der chilenischen Exporte aus und der größte Teil davon verbleibt bei Codelco. Wir haben also diese Geschichte des exportorientierten Wachstums, die hauptsächlich auf den Schultern eines riesigen (und enorm lukrativen) staatlichen Unternehmens ruht.
"Dennoch", sagt Cohen, "ist Pinochets Erbe umstritten, im ständigen Kampf zwischen links und rechts. Außer, dass es das nicht ist. Das hätte vor 30 Jahren sein können, aber die Chilenen lehnen heute fast überall den Menschen und alles, wofür er steht, ab.
Und das gilt auch für die rechten Chilenen: Sebastián Piñera, der derzeitige Präsident nach Michelle Bachelets Regierung und der erste seit der Rückkehr zur Demokratie gewählte rechte Präsident, prahlt damit, während der Volksabstimmung, die ihn von der Macht genommen hat, gegen Pinochet gestimmt zu haben (Piñera hat auch ein Programm, das viele Elemente von der Linken übernommen hat, darunter die Beibehaltung eines Großteils von Bachelets Sozialhilfe). Eine Umfrage zum 40-jährigen Jubiläum des Staatsstreichs von 1973 ergab, dass nur 9% der Chilenen das Pinochet-Regime für "gut" halten.
Jegliche Kontroversen über Pinochet bestehen bis heute nur in den redaktionellen Seiten der US-Zeitungen. Bevor also Experten im Namen anderer den Kampf um die Notwendigkeit eines wohlwollenden Diktators führen, sollten sie sich an anderer Stelle nach Beispielen umsehen. Vergessen wir nicht, dass Bashar al-Asad auch ein Modernisierer war.....
Chile Diktatur Pinochet Menschenrechte Wirtschaft

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